Su sabor picante, incorpora notas de clavo de olor, alcanfor y menta, que lo hacen insustituible en la cocina tradicional.El tomillo seco mantiene la mayor parte de su aroma y sabor, por lo que es muy apreciado como hierba aromática. Tradicionalmente se presenta en rama o en hojas, en tarro de cristal, solo o combinado con otras plantas aromáticas como el romero, dando origen a las hierbas provenzales.
El tomillo soporta excelentemente largos tiempos de cocción mezclándose con lentitud con el resto de sabores. Marida especialmente con ajo, cebolla, albahaca, laurel, lavanda o perejil. Aromatiza y potencia el sabor del vino tinto, mejora notablemente las salsas y es un condimento extraordinario de verduras rellenas, guisos, arroces, caldos, aves, cordero o pescados.
La flor de tomillo se emplea de las más variadas formas en la cocina actual, formando parte de ensaladas, aromatizando vinos y licores o elaborando helados y salsas especiadas.